Este domingo se celebró la final del Campeonato del Mundo de 2009 Red Bull Air Race. Es un acontecimiento que reúne a los mejores pilotos del mundo en una competición del motor basada en velocidad, precisión y habilidad.
A los pilotos se les hace un trazado aéreo, que se encuentra a baja altura. Existen pilones de aire que forman las puertas aéreas que les van guiando por el camino a recorrer. La carrera se realiza en 8 ciudades distintas por todo el mundo, siendo en esta ocasión, la ciudad Condal de Barcelona quien alberga la final de dicho evento.
¿El ganador? Paul Bonhomme, del Reino Unido, pero yo no voy a hablar de aviones, o de velocidad, o de muchas otras cosas que si han leído mi blog, sabrán que no soy yo. En realidad yo menciono este evento porque me impactó.
Empezaré porque jamás había visto tanta gente sentada en una playa mirando al cielo. En realidad fue una escena bastante peculiar. No me refiero a la típica escena de las playas de Barcelona en pleno verano, en la que encontrar un lugar dónde tirarte a tomar el sol es imposible, si no a miles de personas sentados en tipo teatro, y pegándose unos a otros para que entraran más.
Debido a esto, planeamos con antelación y preparamos “bocatas” (bocadillos), para no tener que movernos de nuestro sitio una vez estuviéramos ahí.
Pero esto no es todo, lo que más me impactó de esta carrera, fueron los pilotos. Me imagino a adrenalina que corre por sus cuerpos a la hora de realizar esas vueltas, pasar por las puerta, de cuchilla, tipo vuelo, haciéndolo lo más rápido posible y con mucho cuidado de no romper ninguno de los pilones de aire. Que no debe ser tarea fácil, ya que muchos de ellos los rompieron. Admiro lo que hacen, sobre todo por no tener el miedo de hacerlo, por hacer lo que les gusta y ser los mejores en ello.
En realidad, no es red bull quien te da alas, es cada persona que puede lograr lo que se propone. Es sólo cuestión de encontrar ese motivo que te impulsa, ese “red bull” dentro de ti. No existen metas imposibles, las hay algunas más difíciles que otras, pero no imposibles, y es importante que nos demos cuenta que si queremos lograr algo, no importa que tan arriesgado sea, debemos intentarlo. No hay que dejar para mañana lo que puedes hacer hoy y marca tus prioridades. Encuentra esos motivos que te impulsan a lograr tus sueños y deja atrás los miedos.
