Nunca he sido una atleta, pero en definitiva siempre he sido perseverante y he logrado lo que me propongo. En esta ocación fue una pequeña carrera que para mi significó mucho más que eso. Este fin de semana se celebró la carrera del Corte Inglés, el claim era “porque me gusta correr”, pues bien, a mi no. Nunca he sido fan de correr, pero si de ponerme metas. 11Km al rededor de la ciudad de Barcelona en la que cada kilómetro que recorrí representó la perseverancia que se necesita para llegar a un objetivo. Aquí quiero aclarar muchos factores: el primero, que aunque 11km pueden parecer muy poco para un corredor, para alguien que no ejercita pueden parecer 3 maratones; segundo, que es probable que no terminara la carrera con un nuevo récord mundial, pero en definitiva fue un nuevo récord personal; y tercero, que una carrera puede representar mucho más que un grupo de personas corriendo por un circuito.
Es tan fácil empezar algo, pero tan difícil terminarlo. Soy en general una persona muy inquieta y me cuesta dedicarle mucho tiempo a algo, por lo que comienzo muchos proyectos, pero no todos ven el final. Esta carrera me dió la oportunidad de darme cuenta de lo satisfactorio que es llegar a la meta, y que es verdad que el camino muchas veces no es fácil, pero eso es lo que más valor le da a esa victoria. Conforme pasaban los kilómetros, el cansancio me invadía, pero algo en mi interior me hacía seguir. Pude haberme dado por vencida, pero entonces ¿para qué empezar? Recordé todos esos proyectos que dejé en el camino, y de los que nunca conocí el sentimiento de terminarlos. No voy a decir que ahora los terminaré, porque no quiero volver atrás, pero en definitiva, después de haber corrido esta pequeña carrera, puedo decir que las próximas metas que me ponga, las lograré aunque me tarde o me canse en el camino.
